viernes, 26 de octubre de 2012

¿HABRA PROFESORES PARA LA UNIVERSIDAD?

Se dice que lo mejor puede ser enemigo de lo bueno. Esto parece ser lo que está pasando en la Universidad española. Nunca fue un ejemplo para el mundo y los escalafones estaban llenos de perfectos inutiles. La multiplicación de Universidades regidas por los políticos autonómicos empeoró este efecto sobre el principio de que hay que poner una universidad en cada pueblo para que los niños no se desplacen.

Ahora se están forzando las jubilaciones (con motivo), pero el nuevo sistema de creación de profesorado, a traves de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad, ANECA, siendo mucho mejor, crea un problema nuevo: Los que están en la facultad no tienen curriculum y no pueden ser acreditados. Los que están fuera de la Universidad tienen curriculum pero no tienen experiencia universitaria, por tanto no son acreditados.

La consecuencia: las facultades periféricas no pueden cubrir las bajas de catedráticos y titulares. Nadie tiene interés en coger estas plazas puesto que ya no es necesario para entrar en el escalafón y pedir el traslado luego a un sitio mejor. 

LENGUAS MINORITARIAS: SINDROME DE BRUSELAS

La reciente publicación de un informe del Consejo de Europa, aunque esté en Estrasburgo, pidiendo a los "gobiernos españoles" que promocionen las lenguas minoritarias y aumente sus inversiones en ello, es una buena muestra del Síndrome de Bruselas. ¡Con la que está cayendo!

Como muestra, un botón. En Olivenza nadie habla portugues, porque no lo necesitan, porque no les sirve para nada y porque no se sienten más portugueses que los habitantes de Baracaldo. Sin embargo, el informe pide que se apoye su conservación. No deben de saber que la Junta de Extremadura lleva millones de euros gastados en cursos de portugues para funcionarios y en una Licenciatura de Portugues en la Universidad de Extremadura para nada. Si la mayoría de los portugueses habla español y lo contrario no ocurre será por algo.

No hay lenguas minoritarias, hay lenguas con escaso interés y, como pasa con las industrias subvencionadas, no sirven más que para aumentar el deficit y disimular el númer real de parados.