Cuando se habla con los políticos, dicho en el peor de los sentidos, del PP extremeño acaba surgiendo una pregunta: ¿Qué hace esta persona en ese partido? La impresión final es que la única razón para ir al Partido Popular fue que en el PSOE había demasiada competencia en número. De la calidad de los implicados, en cualquiera de las dos bandas, es mejor no hablar.
El caso de Monago es extremo. Crear una moción del Parlamento Extremeño para oponerse al proyecto de ley sobre el aborto de Gallardón es mucho más que un giño a los que no votan y pudieran votar a su partido. Es una agresión frontal a los que hasta ahora han sido sus votantes. Claro que Monago, como todos los socialistas, se ha definido también a favor del matrimonio gay.
Y que decir del Ayuntamiento de Badajoz que, metiéndose en camisa de once varas, aprobó con los votos del PP una moción para que no se considere enfermedad la transexualidad. Al parecer. cundo una persona tiene cuerpo de hombre y se siente mujer lo que tiene equivocado es el cuerpo no la cabeza. Pero en cualquier caso debe ser una enfermedad, puesto que hay que operarlo para curar el error.
Puede decirse que si hay algo transexual en Extremadura son los políticos del PP. El problema para ellos es que, por mucho que se operen para cambiar de sexo, los votantes socialistas van a preferir a los originales (como pasa en el sexo físico) y los votantes del PP no van a estar para mariconadas.