Decía mi amigo Alfonsito Carreras que la elegancia está en los zapatos. Y tenía razón. De hecho, Milikito, también conocido por Emilio Aragón, para dar un guiño a la inmensa parte de la humanidad que no sabe vestirse, o ni tiene espejo en casa, usaba en uno de sus programas una combinación de smoking y zapatillas de deporte. Hay que hacer el ridículo para resultar simpático en televisión. O quizás hay que estar a la altura de tu público. También es cierto que una de las últimas modas milanesas ha sido usar el traje azul marino con zapatillas de deporte inmaculadamente blancas (al menos cuando te las pones).
En cualquier caso, la zapatilla (de deporte o no) ha ocupado el espacio principal del negocio del calzado. Es posible que sea por su comodidad, pero permitan que tenga ciertas dudas, he tenido zapatos muy cómodos y zapatillas muy incomodas. No creo que sea por el diseño, aunque hay zapatillas muy bonitas la inmensa mayoría que circulan por la calle parecen obra de un diseñador daltónico.
El precio si puede ser una condicionante importante, pero no precisamente en el sentido del ahorro. Al contrario, por caros que sean unos zapatos, nunca van identificados con una marca que permita conocer, o al menos, sospechar su valor. Sin embargo, la marca de unas zapatillas siempre indica el posible coste que ha pagado el usuario por llevarlas. Aun más, es una excusa para vender a precios abusivos diseños específicos como, por ejemplo, las zapatillas de un futbolista o cualquier otra clase de deportista.
Hace tiempo que alguien dijo que la elegancia ya no se basaba en la ropa sino en la marca. Esto no es real pero tiene algo de cierto. La moda ya no se basa tanto en la forma de la vestimenta como en la marca. Porque la elegancia, en cuanto a la combinación de colores (aunque en el siglo XVIII se prefería el blanco para los calcetines y esta era una costumbre mal vista en el XX, por ejemplo) y diseño de los tejidos (por decir algo, rayas o cuadros), ha variado muy poco, pero las formas de la vestimenta varían continuamente. Y ahora se ha añadido que lleves un simbolito en la parte izquierda del pecho o algo más abajo, para que el público sepa que te ha costado un riñón.