sábado, 2 de diciembre de 2023

FALTAN MEDICOS EN EXTREMADURA

 

Corría el año 2000 (o sea, hace 23 años) cuando escuche por primera vez que iban a faltar médicos en España. No era muy sorprendente, el número de médicos en España se había disparado con la expansión de la Seguridad Social en los años ochenta y la multiplicación de los hospitales por todo el territorio nacional y ello venía a coincidir con la jubilación de buena parte de estas promociones.

No se puede decir que las autoridades gubernativas ni académicas estuvieran muy atentas al asunto ni muy brillantes a la hora de solucionarlo. Un decano de la Facultad de Badajoz hizo salir a los estudiantes en manifestación convenciéndoles de que había que reducir las plazas de la facultad “porque no iban a tener trabajo”.  Lo consiguió, los estudiantes se manifestaron con la inocencia propia de su edad y las plazas de la facultad se redujeron.

Los consejeros no estaban mucho más claro de mente, solo sabían repetir que aumentaría el número de plazas de MIR y con ello estaría solucionado todo el problema. Pero claro, por muchas plazas de residente que convoques en los hospitales extremeños, no sirven de nada si no tienes médicos para cubrirlas, es decir, si no salen médicos de la facultad de Badajoz, o si esas plazas no son atractivas para los que han estudiado la carrera en otras facultades. Por si acaso, se empeñaron en forzar la jubilación de los médicos a los 65 años -¿para ahorrarse el pico de la carrera profesional y los trienios?- acelerando el problema que se nos venía encima. Cuando ya estaba a la vista la jubilación de la Primera Promoción de la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura se redujo el número de plazas de la Facultad a poco más de la mitad de las que correspondían a esa Primera Promoción en un alarde más de la planificación que hemos tenido durante todos estos años. Mientras tanto, se iban abriendo hospitales y aumentando servicios debido a las necesidades asistenciales (o políticas). Sin contar con que la sanidad privada no ha dejado de crecer en los últimos años, más en otras regiones, como Madrid o Cataluña, que en Extremadura.

El diario nos cuenta que el SES no cubre las plazas de médico a pesar de que ofrece un 62% más de plazas en 9 años. ¿Y cuanto han crecido las plazas para estudiar el Grado de Medicina en este tiempo? O solamente en los 3 primeros años, porque hay que recordar que son 6 años para tener el Grado-Master de Medicina y luego se pierde un año en sacar el examen MIR. Es decir, la planificación hay que hacerla a muy largo plazo. Este año se han reducido, en años previos llego a crecer levemente y siempre muy por debajo del crecimiento de la oferta de plazas MIR. Cierto es que las plazas de la Facultad (132 para 3.760 solicitantes) no pueden incrementarse a voluntad sin tener en cuenta la disponibilidad de medios materiales y, sobre todo, personales, para atender a las clases y las prácticas. Si el público supiera lo que ha hecho la ANECA con la enseñanza de la Medicina se llevaría las manos a la cabeza. Pero sin una cosa no se puede tener la otra.

Aunque el nivel de los hospitales extremeños es bueno -sin pretender ser los mejores del mundo- es difícil conseguir que vengan médicos de otras comunidades a hacer la residencia de la especialidad en Extremadura. Ni las comunicaciones, ni la imagen que tenemos ayudan a ello, sin contar con la tendencia natural a quedarte en tu región de origen o donde está trabajando tu pareja en buena parte de los casos.

En resumen, la solución para la falta de médicos es aún más difícil en Extremadura que en el resto de España. Incrementar el número de plazas en la Facultad con las disponibilidades actuales de personal y material es casi imposible. La creación de un segundo centro en Cáceres requeriría grandes recursos o cierta imaginación creativa a nivel legal. La oferta de plazas de MIR solo servirá si ofrecemos ventajas pecuniarias como las islas lejanas. Perdonen por no ser optimista, pero como cantaba Serrat: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Esperemos que se equivoque.