Entre las mayores curiosidades del PSOE de Extremadura es su obsesion por hacer rica a la ya acaudalada casa de Alba, con la excusa de devolver los bienes al pueblo. Por interés social, la Junta de Extremadura expropió en 1991 las parcelas de Cabra Alta y Cabra Baja, en Badajoz, explotadas desde 1940 por una asociación de arrendatarios del pueblo de Zahínos. En compensación, la duquesa, administradora titular de la Fundación, recibió 400 millones de pesetas (si calculamos por la variación en el salario mínimo interprofesional estariamos hablando de 1.000 millones de pesetas en la actualidad o de 6 millones de euros). El pueblo de Zahinos fue feliz quedandose con una finca sin pagar un duro (ellos, los contribuyentes pagamos hasta el último centimo) y Rodriguez Ibarra demostró su categoría como luchador contra el capitalismo y caciquismo. La duquesa de Alba se partió de risa y aumentó su capital. Y los caciques auténticos siguieron sentando a su mesa a Ibarra y dandole ordenes para evitar competencias ajenas.
No fue este el único episodio risible y ridículo del lider bolivariano extremeño con la casa de Alba. Poco después decidió expropiar otra dehesa boyal en un pueblo de Cáceres a la misma terrateniente. La razón, evitar que los vecinos tuvieran que pagar un millón de pesetas anual por derecho de suelo a la señora duquesa. Puesto que el precio de compraventa fueron 100 millones de pesetas ya pueden imaginarse la alegría de la duquesa ante la rumbosidad del Robin Hood extremeño. A plazo fijo le sacaba el triple o cuadruple de lo que le pagaban. Ni que decir tiene en inversiones algo más arriesgadas. Y puesto que había derechos adquiridos por parte del pueblo dificilmente hubiera podido colocarsela a un tercero por ese precio.
Y ahora el alcalde de Coria anuncia que si no puede comprar el Palacio de los Duques de Alba en la localidad, será expropiado. ¿Para qué uso irrenunciable del pueblo? Lo más curioso, es un alcalde del PP, a ver quien nos lo explica.